Memoria encuentro invierno 2016 – Cabezo Gordo 4


El encuentro interno comenzó cuando sus guardianas llegaron a la casa y la abrieron. Esa noche solo llegamos un par de permacultores.

A la mañana siguiente con la llegada de más personas se desayunó tranquilamente al sol para luego dar un muy agradable y sorprendente paseo por el bosquecito comestible e invernadero de la finca: bananas, aguacates, palmeritas, flores, calabazas enormes, pimientos, physalis, guindillas, tabaco, pequeños trocitos de huerto, plantas silvestres, mini-mandarinas, habas, un montón de papayas… Un increíble espectáculo se presentaba conforme atravesábamos el bosquecito.

Al salir nos encontramos con la abuela sabina, una sorprendente y endémica Tetraclinix Articulata con bastantes años. El suelo bajo sus majestuosas raíces estaba repleto de semillas que año tras año se habían ido cayendo de sus ramas para compostarse lentamente hasta crear una capa de suelo negro, vivo, de agradable aroma y muy rico en microorganismos.

Allí, bajo la anciana sabina, nos sentamos un rato a disfrutar del manto de vida y a recoger un poquito de su suelo que mezclamos con microorganismos de otros suelos y lo utilizamos para sembrar alrededor de la finca palmitos recién brotados . Mientras lo íbamos haciendo con mimo y cariño, muchos más permacultores y permaucultoras llegaron y entre todos y todas los fuimos plantando.

A la vez y de forma natural otro grupo comenzó a cocinar y calentar algunos de los platos que habíamos traído para la comida de traje. Fue una comida agradable, amena, llena de interesantes conversaciones y anécdotas que dio paso a un circulito donde, por turnos, nos fuimos representando, conectándonos y organizando.

En un rato estábamos elaborando Nendo-Dango y hablando del aniversario, todo a la vez en el mismo lugar. Mientras por un lado se realizaban las bolitas para regenerar bosques y las bolitas plantar huertas muchas ideas surgieron y se fueron apuntando. Algunas ideas fueron: una memoria gráfica, llamar a todos los antiguos miembros,  rutas de reconocimiento de plantas silvestres, contactar con las redes y universidades de permacultura de iberia, hacer presentaciones con fotos antiguas y ponencias junto a los antiguos socios… Todo parecía posible pues las tareas que iba saliendo se veían empoderdadas por guardianas y guardianes que las cuidarían hasta que se vieran realizadas.

Al caer el sol el fuego se encendió y muchos de los niños que allí estaban volvieron a sus casas junto con sus familias. Los que quedamos pudimos escuchar de boca de un veterano historias antiguas de la red, de sus fundadores y primeros socios, de cómo eran y cómo se hacían las cosas. ¡Qué inspirador! Así fue como se creó la red para compartir risas, saberes y sabores, para sorprendernos con distintas maneras de hacer, sentir y pensar. Y aunque muchos tenían grandes proyectos no dudaban en juntarse cuatro veces al año para compartirse.

¿Son quizá los miembros los que hacen rica la red o quizás sea la red la que hace ricos a sus miembros? ¿Es quizá el tiempo juntos un tiempo que le quitamos a nuestros proyectos personales, o quizás un tiempo que le regalamos a todos y cada uno de los miembros, y que nos regalamos y nos regalan a su vez? ¿Se multiplican nuestros saberes cuando estamos juntos o se incrementa nuestra fuerza?¿O es que quizá estar juntos nos motiva a seguir adelante?

La hoguera se apagó cuando un viento frío fue llegando. Continuamos dentro de la casa, jugando, riendo, inventando historias, sonidos y músicas. Fuimos poquitos, no más de seis los que dormimos allí aquella noche.

A la mañana siguiente, el despertar fue lento y tranquilo, seguido de un gran desayuno. Y tras recoger las inmensas e inaccesibles calabazas del techo del invernadero nos fuimos sentado, otra vez, bajo la anciana sabina.

El momento de la reunión de la REPESEI había llegado, fueron amargas las palabras de uno de sus miembros: tras 20 años de red y más de 80 encuentros, allí solo estábamos cuatro valientes y valientas. ¿Qué había pasado? ¿Donde estaban tod@s? ¿Quizá el encuentro se había avisado con demasiado tiempo o con demasiado poco? ¿Quizá ya nadie estaba interesado en la red? ¿Quizá cada un@ tenía cosas más importantes que hacer…?

Al final no nos venció el desánimo y disfrutamos de una reunión íntima, pero con sorpresas, como cuando llegó un antiguo socio del que nos habían hablado en el fuego. O cuando regresaron algunas de las personas que se habían ido la noche anterior.

Pudimos sentir durante la reunión las ganas de hacer un llamado desde el corazón para que todas aquellas personas que sientan la red puedan encontrar el camino para enredDarse. Aunque flaquearon las fuerzas y fue mucho el aprendizaje, terminamos con ilusión de volver a comenzar, tejer abrazos, sueños y corazones. ¿Qué habrían hecho los antiguos miembros? ¿Qué pasaría si la REPESEI desapareciera?

El encuentro se terminaba, quedaba la comida y la visita el proyecto de un vecino cercano al lugar.

Limpiamos la casa entre las cuatro y cuando terminábamos llegó el vecino para acompañarnos a su terreno.

Al llegar se notaba muchísimo el esfuerzo invertido, era un antiguo invernadero ahora trnasformado en un parque. Contaba con muchas y extrañas estructuras, un estanque, zonas para reunirse, plantas silvestres y hortalizas. El vecino quería saber que hacer a continuación, pues el espacio empezaba a tomar forma pero él ya no sabía cómo continuar. Poco a poco llegamos  a la conclusión de que quería a más gente disfrutando del espacio y ayudándole a cocrear el lugar. Necesitaba red, personas dispuestas a compartir y aprender.

Tras hablar y rediseñar un poco el espacio, e invitarle a los encuentros, se fue haciendo tarde y nos preparamos para marchar.

Volvimos a la finca del cabezo gordo entre abrazos sentidos, palabras reconfortantes, miradas profundas y tras comprobar varias veces que la casa se quedaba bien, nos enredamos jugando hasta que finalmente nos apretamos todos juntos antes de despedirnos.

Sí, ahora es el momento de volver a soñar el siguiente encuentro, de hacer llamado, de pedir ayuda, de presentar tareas y de llegar a los corazones que desean red, saber, unión y fuerza en común.

Es el momento de volver a nacer celebrando que hace más de 20 años que nos juntamos.


Acerca de Luis Gil Pérez

Soy entre otras cosas permacultor, facilitador de redes, organizador de encuentros, diseñador y fermentador. Me encanta aprender, por eso soy Símada, viajo por iberia apoyando proyectos alternativos a la vez que sigo aprendiendo en cada uno de ellos. He participado activamente en diferentes movimientos sociales, activistas y alternativos. Como Murcia Despierta, Radio 15M Murcia, La Espiral del Sureste Ibérico, Las Ramicas, Cauac Editorial Nativa, la Red Ibérica de Ecosldeas... y he coordinado, junto a buenos permacultoes/as, la Red de Permacultura Del Sureste Ibérico durante algunos años. Me encanta escuchar, expresar mis emociones, los fermentos, hacer experimentos, diseñar, jugar, la naturaleza salvaje, los árboles antiguos, las tradiciones ancestrales y la música en vivo y en directo.

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4 ideas sobre “Memoria encuentro invierno 2016 – Cabezo Gordo

  • Teresa Postigo Cler

    Nos gustaría participar en los encuentros sorprendentemente hemos recibido la memoria del encuentro de invierno pero no nos llego la convocatoria, agradeceríamos nos enviarais la información de próximos encuentros y actividades de la REPESEI, un saludo

    • Luis Gil Pérez Autor

      Si, en esta ocasión la convocatoria se envió solo a los socios, pues buscábamos un encuentro más interno y centrado en la RED.
      También las actas y otros materiales internos no están a disposición pública. Los próximos encuentros así como la mayoría de los eventos seguiremos publicándolas en la web y mandándolos por e-mail a todos los interesados.